Pasta gratinada con boloñesa

Si viera esto Anna, imagino que se quedaría horrorizada, pero bueno. Hice la receta de auténtica boloñesa que aprendí en uno de sus cursos (no exactamente, pero casi) y sobraba, así que me inventé un gratinado con la segunda mitad.

La boloñesa, como puede verse en la foto, es una salsa o casi un guiso que lleva muy poco tomate. Los detalles se pueden ver en un libro de cocina italiana purista, o si estáis en Sevilla y alrededores os recomiendo los amenos cursos de Anna. Lo fundamental es que el sofrito se hace con cebolla-apio-zanahoria (yo ya no hago otro), y la carne se cocina mucho rato (una hora, por ejemplo), con vino y con caldo. El resultado es una carne de una ternura imposible, suave, aunque no me quedó tan sabrosa como me habría gustado.

Pues este reciclado es bien sencillo: para tres porciones grandes o cuatro pequeñas, hacemos una bechamel con algo menos de medio litro de leche y cocemos unos 200 gramos de pasta. Ponemos en capas bechamel-pasta-boloñesa-un poco de bechamel pero poca, rematamos con queso. Y al horno a 180º, unos 20 minutos.

Ensalada waldorf

La foto es peor que la mala calidad habitual, pero por algún accidente no salió ninguna otra. En fin.

A los americanos les encanta meter ingredientes dulces en la comida. En su versión más pura y clásica, la ensalada Waldorf sólo tiene manzana, apio y mayonesa. Servirla sobre lechuga es opcional. Poco tiempo después de su invención, se incorporaron las nueces. Para pasarla de guarnición a plato principal, se añade pechuga de pollo cocida o fiambre de pavo (imagino que debe quedar muy rica con tofu ahumado, pero no lo he probado todavía). Para hacer una versión más light, se puede usar salsa de yogur.La foto es ensalada light con pollo.

A mí me gusta como base para una ensalada de patatas, aunque entonces ya no sería una Waldorf auténtica.